Como bien dijo un compañero y me enseñó un entrenador, el árbitro es una variable más del juego, como lo es el sol, la lluvia o el viento. Por tanto, como no podemos cambiarlo, lo mejor es respetarlo. Esta visión me parece muy acertada, ya que el árbitro es parte del juego y sus decisiones, aunque a veces puedan ser discutibles, son parte del proceso. En lugar de frustrarse o discutir con él, lo más importante es aceptarlo con respeto, porque eso también forma parte de la ética deportiva. Además, aprender a manejar estas situaciones con madurez es una de las lecciones más valiosas que podemos aprender en el deporte.